CADA GOLIAT NECESITA SU DAVID
- underdog diseno
- Apr 21, 2020
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No soy economista, ni administrador: Soy arquitecto. Lo que me genera ciertas resistencias cuando expongo mis percepciones acerca del futuro, específicamente frente al futuro del ejercicio del oficio. Lo que he aprendido de administración y negocios ha sido a costa de mi prestigio y poniendo toda la carne en el asador. No siempre de la mejor manera, sino más bien atendiendo las exhortaciones de Milton Friedman respecto a alcanzar utilidades a toda costa para los stakeholders (como lo explica Martin Whittaker, en su artículo “Is COVID-19 Killing Shareholder Primacy?” en la revista Forbes de 20|04|2020). Para rematar: Soy arquitecto diseñador. Lo que, si me da muchas ventajas frente a los economistas porque mis opiniones y percepciones no provienen de un cuadro de Excel sino de una realidad más humana, (para bien y para mal) construida, destruida y rediseñada a pulso. Me he visto rodeado siempre de industriales, empresarios y grandes ejecutivos de quienes he aprendido mucho de lo bueno y de lo malo. Y cuando los he tratado de seguir por sus caminos, me he salido del mío y me he perdido, lo que me permite conocer el bosque.
EN UN MOMENTO DE QUIEBRE COMO ESTE, EN DONDE LOS VIEJOS MODELOS NO FUNCIONAN, ES CUANDO LOS ARTISTAS SON NECESARIOS PORQUE ENTIENDEN DISTINTO EL MUNDO.
Creo que en parte lo que el Coronavirus ha hecho, es resetear la economía (como también lo propone Whittaker en el mismo artículo). Yo voy más allá, creo que ha reseteado la vida cotidiana de todos sin excepción. Nos ha medido a todos con el mismo rasero, nos da la oportunidad de corregir colectivamente el rumbo y dudo que permita volver al estatus quo anterior. Nos da la oportunidad de ampliar la base y convertirnos todos en stakeholders de proyectos más humanos, más comprometidos.
Personalmente, creo que lo que permite es una nueva oportunidad de hacer funcionar mejor las ideas, de tener un propósito superior, y donde el Excel y las tablas de proyecciones son sólo herramientas de apoyo operativo a lo más importante, EL CONCEPTO. La respuesta debe ir más allá de resiliencia, de reinvención, de armonía, de conexión, de mensajes del universo o de la ira de Dios que muchos profetas sin piso están vendiendo ahora, creo que LA RESPUESTA ES EL DISEÑO.
Antes de esta coyuntura, decidí volver a mi esencia, al amor por el buen diseño, por el diseño correcto; ese que se pone al servicio de la gente para hacer más amable sus vidas, ese que permite generar cambios de vida profundos y llevé mi propuesta de valor a otro nivel de servicio. Redefiní el ejercicio del oficio desde la experiencia. La arquitectura enseña a diseñar, a construir, a emprender, a manejar equipos, a manejarlos remotamente sin recursos técnicos, a desarrollar y vender conceptos y a ajustarlos sobre la marcha, a hacer funcionar ideas que parecen absurdas, a dirigir fuerzas de ventas, a cooperar y a generar relaciones comerciales desde la verdad a través de mecanismos de confianza, porque todas nuestras acciones afectan las vidas de las personas.
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